El Geoparque Villuercas-Ibores-Jara no se compone sólo de sus geositios. La gastronomía es otra de las grandes excusas para visitar la zona. En muchos de sus bares, restaurantes y hoteles, la cocina tradicional empieza a convivir con los más innovadores platos y tapas; con el añadido de utilizar los mejores productos que se generan en este área de la provincia de Cáceres como el aceite, la miel, el queso…
La ruta que propongo en este post la he denominado «gastronomía virgen extra del Geoparque» pues combina el conocimiento del excelente aceite que se produce aquí y su utilización en la cocina.

Aceite virgen extra en Alía.
Nuestra primera parada es la Cooperativa Santa Catalina de Alía.
Es una industria local con 50 años de antigüedad que produce exclusivamente el aceite de oliva «Virgen Extra» de la aceituna manzanilla, variedad autóctona de la provincia de Cáceres.
Gracias al empuje que está teniendo la marca geoparque en la comarca, sus socios han decidido dar un giro a su modelo de negocio. Seleccionan sólo la mejor aceituna y la de mejor calidad para ser envasada, se ha creado la marca «Villalia» y se exporta al exterior. Entre los destinos, China. Además se ha convertido en miembro del proyecto internacional Geofood que lidera el geoparque noruego Magma.
También se ha subido al carro del oleoturismo, organizando catas de su aceite para el gran público. Recomiendo concertar una visita (+34 927366068 o coopsantacatalina@gmail.com)
Cocina de altura en lugares únicos.
Y una vez que hemos conocido los secretos del aceite de oliva, es hora de poner en práctica dichos conocimientos en la mesa. Por eso, uno de los mejores lugares para hacerlo es el Parador de Guadalupe. Villalia se puede encontrar entre los aceites del Geoparque que utiliza su chef Francisco Moreno.

El menú que nos sirven fue un entrante que consistió en una tabla con una pequeña botella de gazpacho, tosta de salmón ahumado con frutos del bosque, albóndigas de morcilla, vasito de paté con fresas y una ensaladilla rusa con moras. Después nos dieron a probar su exclusivo guisote de verdurillas escogidas de los huertos de los vecinos de Guadalupe.
El plato principal, uno de mis preferidos, carpaccio de ibérico. Desde mi punto de visita es una de las mejores opciones para saborear el verdadero potencial de cualquier aceite de oliva. ¡Todo delicioso!
Y por cierto, la experiencia gastronómica fue mucho más intensa debido a que elegimos una mesa en su patio de naranjos.