Visitar el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara y no pasar por Guadalupe debería ser considerado un gran pecado para los creyentes y un borrón en el inmaculado historial de viajes de cualquier turista. Hasta la puebla se puede llegar en coche, pero yo recomiendo hacerlo como uno de los miles de peregrinos que acuden cada año. Y cuando hablo de que es un pecado no peregrinar a Guadalupe, lo digo no sólo por la majestuosidad de su monasterio, sino porque es el centro de peregrinaje más importante de la Península junto con Santiago de Compostela.

Si se es creyente, el motivo para peregrinar a Guadalupe puede ser el cumplimiento de alguna promesa hecha a la Virgen de Guadalupe, cuya máxima manifestación se puede ver cada 8 de Septiembre, día de Extremadura, durante la gran procesión de la Virgen por la basílica y el claustro del monasterio; uno de los pocos momentos en los que la imagen de Santa María de Guadalupe sale de su camarín.


Pero si no se es creyente, acudir a Guadalupe andando, en bicicleta o a caballo, es toda una experiencia. Es otro de los atractivos del Geoparque en cualquier época del año. Hasta la Puebla llegan varias rutas que se han recuperado y que coinciden con los antiguos caminos que, desde la Edad Media, conectan Guadalupe con las principales urbes de la Península.


Y aparte del imponente monasterio, la visita a Guadalupe no puede pasar por alto la gastronomía que se puede disfrutar en cualquier bar y restaurante de su plaza y el paseo por sus vistosas y coloridas callejuelas. Si se tiene tiempo, también es recomendable subir al pico La Villuerca, el lugar más alto del Geoparque con 1.600 metros de altitud, y hacer senderismo por los alrededores para visitar, por ejemplo, el Arca del Agua, lugar del que ya escribí en este blog.

